viernes, 9 de diciembre de 2016

Te he sacado a bailar

Han pasado cuatro años;
cuatro años estando a mil kilómetros de ti
—aunque, desde hace unos meses, a setecientos—,
pero como te prometí
«este año te he sacado a bailar»
y ahora, entre nosotros, no hay kilómetros.

Te he sacado a bailar sobre la distancia,
y nada me gusta tanto
como ver que ya nada nos separa,
como tenerte —por fin— entre mis brazos.

He abierto ese paréntesis que necesitábamos
y es claramente el signo de puntuación que abriría sin parar,
es la puerta a tu lado,
el paréntesis a la felicidad.
Y no quiero estar triste pero es inevitable:
mi estancia aquí se está acabando.

Y en breve volveremos a estar lejos
y no quiero tener que asumir algo así.
Esto ha sido como un sueño,
y soy feliz.

Quiero que tengas clara una cosa,
aunque te la haya repetido diez mil veces
y ya te la sepas de memoria:
jamás podré dejar de quererte
No voy a cansarme de decirlo;
eres luz en la oscuridad, mi luna.

No me gustan los puntos finales
y por ello esto acabará sin uno:
te lo prometo, volveré.
Te quiero

miércoles, 26 de octubre de 2016

Mi canción favorita

Felicidad, eso me provoca escucharla.
Esa melodía, esos acordes...
Me invaden mil y un sentimientos de golpe
con sólo leer su nombre.

Mi canción favorita le da sentido a todo;
me transporta a lugares desconocidos
sólo con cerrar los ojos.

Sonrío cuando hablo de ella:
al oírla me emociono,
y veo el mundo como iluminado
por sus relucientes focos.

Mi canción favorita me alumbra
incluso en las noches más oscuras;
le da luz a la vida.

Me pasaría ocho vidas escuchándola
y sólo llevo ocho —pero maravillosos— meses
desde que a ella me aferré
y empecé a enamorarme.

Mi canción favorita es lo más bonito que me ha pasado,
y haré todo lo posible por mantenerla a mi lado:
mi canción favorita, es mi amor.
(...Eres tú.)

sábado, 1 de octubre de 2016

No lo consigo

No consigo encontrar las palabras
ni las vestimentas adecuadas para adornarlas
para que te hagan justicia
al hablar de ti.

Tampoco consigo encontrar los verbos adecuados,
ni siquiera encuentro expresión alguna
para explicarte lo que me haces sentir
a cada segundo a tu lado.

No consigo encontrar la forma
para poder domar la poesía
y que describa, por sí misma,
todo lo que me gusta de ti.

No consigo que se me den bien las letras
si no son las que forman tu nombre;
que no soy diestra con las palabras
porque, a tu lado,
...no son necesarias.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Microcuento V

Quiso estar siempre a su lado, darlo todo por él. Pero comprendió que atarse a él era como rodearse el cuello con una cuerda.
Y se ahorcó.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Me faltas tú (y me falto yo)

Y es que en serio:
me faltas tú
aquí, conmigo.

Me falta tu cuerpo
a milímetros de mí
reclamando un abrazo.

Me faltan tus labios
aproximándose para morderme
después de un beso.

Y es que es eso:
me falto yo a tu lado
a cada momento.

Me falta mi risa
junto a la tuya y a tus insultos
cuando digo tonterías.

Me faltan ahora esas ganas de abrazar
al verte a lo lejos
sabiendo la de sonrisas que me vas a sacar.

Y es que es eso:
me falta todo
pero me sobra algo.

Me faltan las horas
pero me sobran los relojes
cuando se trata de verte.

Me faltan las ocasiones
y me sobran los motivos
para querer estar contigo. 

Y es que es eso:
me falta algo.
Me faltas tú, a mi lado.

domingo, 28 de agosto de 2016

Microcuento IV

Si fueras tú un iceberg en mitad del océano,
sería yo el barco que iría a chocar contigo
con tal de hundirme a tu lado.

domingo, 21 de agosto de 2016

Para qué escribirte

Quizá a ti no te escrito nunca,
pero eso es porque tú lo sabes todo.
Tú sabes qué pienso de ti,
y sabes, a medias, qué siento
—porque a medias es cómo lo sé yo—.
No me pidas más:
con saber eso te basta.

Y es que tú sabes que no lo tengo claro:
que me has desordenado lo que siento,

Y, por si acaso, te advierto:
luego no quiero lamentos.

Es irónico decirte esto así,
ya que debes estar leyéndome
y yo estoy aquí:
dándome el lujo de escribirte
para decirte que no necesitas leerme,
porque tú sabes justo lo que necesitas saber sobre mí.

Así que explícame
por qué debería escribirte.

domingo, 7 de agosto de 2016

Carta a Tristeza

Querida Tristeza:
creo que va siendo hora de despedirme de ti.
Hemos pasado muchos años juntas
—muchos daños—,
pero creo que ya es el momento:
ahora me toca ser feliz.

Lo siento, perdóname pero termino contigo,
perdóname por dejarte así,
y por decirte así que lo nuestro se ha acabado.
Perdóname, pero he conocido a alguien;
he conocido a un ángel
que me ha enseñado lo bonito que es sonreír.

No te olvidaré, te lo prometo.
Y es probable que de vez en cuando vuelva a buscarte,
que vuelva a acurrucarme entre tus brazos.
Pero será sólo temporal,
para recordarte y saborear la más profunda amargura
que aguarda el interior de tu ser.

Y volveré a darme cuenta y huiré de ti,
correré en la dirección opuesta a tu cuerpo
y seré feliz.
Que tu cuerpo es adictivo, pero el suyo más:
el suyo es una droga a la que llamar hogar.
Por eso ya no tiene sentido:

ya no me quedo contigo.


Adiós, Tristeza.
Hasta más ver.

viernes, 29 de julio de 2016

Calor o fuego

A veces me dejo seducir
por cuerpos fugaces
y sentimientos que éstos dicen tener.
Me dejo seducir por esas promesas vacías
y esas ganas locas de salir a bailar.

Pero es entonces cuando me doy cuenta:
yo sólo sé bailar si eres tú quien agarra mis caderas,
sólo sé sentir si eres tú quien me besa,
y es tu cuerpo el único
que me incita al pecado.

Y es que prefiero el calor al fuego:
prefiero quemarme contigo poco a poco
y pasar luego varios años de duelo,
a incendiarme con el deseo de otros cuerpos
y salir intacta, sin siquiera saber qué es el dolor.

Que eres tú quien me hace estar en casa,
quien me hace conocer el hogar.
Que tu nombre es un lugar demasiado perfecto
en el que quedarse a vivir;
tu nombre rima con el adjetivo «feliz».

viernes, 22 de julio de 2016

Tengo miedo (¿qué sientes tú?)

Y de repente me entra el miedo;
miedo a ti,
miedo a mí,
miedo a sentir.
Y sobre todo miedo a tus sentimientos.

Porque yo te dejo que sepas qué siento
pero sin embargo lo que sientes tú
es para mí un misterio...
Y eso me asusta.

Creo que nunca te he oído diciendo
«te echo de menos»,
«me gustas»,
«quisiera estar contigo ahora»;
nunca te he oído siquiera pronunciar nada de eso.

Lo siento, a veces la inseguridad está al acecho
y necesito que me abraces fuerte
y me recuerdes que estás conmigo:
que no tiene sentido que esté asustada.

Y es que yo no sé qué piensas cuando estoy contigo,
no sé qué sientes en ningún momento.
Ni siquiera sé por qué,
cuando me besas,
acabas sonriendo.

Dime exactamente qué sientes.
Dime por qué sigues llenándome de abrazos
sabiendo que yo quizá me enamore
del sabor de tu cuerpo.

Necesito que me aclares por qué estás a mi lado:
no sé el por qué, y no saberlo me da miedo.
Perdóname, me estoy sintiendo débil
y necesito saber qué sientes por mí.
De verdad... Necesito saberlo.

sábado, 16 de julio de 2016

Tus acordes

Aún recuerdo ese momento
en que me sonreíste por primera vez:
tú en el escenario
y yo a pie de él.

Y es que fue en ese preciso instante
en el que tu sonrisa se convirtió en la luz que iluminaba la sala,
y en el que te convertiste tú en los acordes
de los que estoy enamorada.

Aún recuerdo esas caricias en el bar
y ese beso que provocaron un rato más tarde.
Y fue en ese momento en el que me di cuenta;
algo en mí empezó a arder.

Y es que todas esas noches
en que te has dormido acurrucado entre mis brazos,
han sido los momentos más felices
que he vivido en mucho tiempo.

Aún recuerdo, sí, todos y cada uno de esos días
desde que todo empezó.
Porque fue entonces cuando conocí la felicidad
y desde entonces siempre está conmigo.

Y es que eres tú quien me ha enseñado que,
aunque en ocasiones parezca que no,
la esperanza existe, está presente,
si yo misma me quiero.

domingo, 10 de julio de 2016

Cómo decirte

Cómo decirte que llevo toda mi vida queriéndote
aunque te conozca desde hace poco más de siete meses.

Cómo decirte que he pasado de ser alcohólica
a ser adicta a tus sonrisas.

Cómo decirte que mis labios ahora sólo buscan los tuyos
que han dejado de enamorarse de botellas para hacerlo de tus besos.

Cómo decirte que eres a quien escribía
cuando no sabía a quién le dedicaba el poema.

Cómo decirte que «ojalá estuvieras aquí»
es la frase que más se repite desde que te conocí.

Cómo decirte que desde que estoy a tu lado
eres la luz por la que me guío.

Cómo decirte que tú eres la constelación
que me ayuda a orientarme cuando el mundo se vuelve oscuro.

Cómo decirte que eres la única persona
con la que quiero pasar noche y día.

Cómo decirte que me estoy enamorando de mí
desde que estoy junto a ti.

Cómo decirte que entre tus brazos
todo —absolutamente todo— empieza a cobrar sentido.

jueves, 30 de junio de 2016

Tú y yo vamos a brillar

Esta noche la luna dice que la eclipsamos,
que brillamos tanto cuando nos damos la mano
ella es sólo una tenue luz a nuestro lado.

Déjala, sólo está celosa de ver nuestras sonrisas,
de que ya no necesite que venga a iluminar:
de que mis noches tengan su propia claridad.

Porque he dejado de orientarme mirando al cielo,
y he empezado a guiarme por el mundo mirándote a los ojos
cuando estamos en la cama abrazándonos.

Y es que de repente me he visto haciendo de tus lunares
mi norte, mi sur, mi este y mi oeste;
todos mis puntos cardinales.

Que he tirado a la basura la brújula
y voy siempre con una foto tuya.
Que si me pierdo, sea a tu vera.

Y es que mirarte es ver una galaxia infinita
llena de caminos a la felicidad.
Mirarte es darle sentido a la vida.

Y, cómo decirte que, por fin
gracias a ti
sé lo que es realmente vivir.

viernes, 24 de junio de 2016

Un lugar al que llamar hogar

Dicen que el hogar es donde está el corazón
pero mucho me temo que no,
que no es así.
O al menos no lo es para mí.

Mi hogar no es un sitio en el que vivir,
sino un camino al que recurrir.
Es más bien un atajo a la alegría,
un camino directo al confort y la seguridad.

Y siguen diciendo que si tú no eres tu propio hogar,
es porque no te aprecias.
Os aseguro yo que no es así:
el hogar es, para mí, un camino hacia ti.

Es un camino que te lleva a encontrarte,
un camino que te ayuda a conocerte.
Es el hogar esa forma de darte cuenta
de lo mucho que vales la pena.

Que yo ahí es donde he logrado encontrar
toda la estima que tengo ahora por mí misma.
He conseguido encontrar una razón,
la luz que hay dentro mío.

No imagino qué sería de mí si lo perdiese,
si a mi hogar le diese por desaparecer.
Porque ya sabes tú, que mi hogar está contigo,
que mi hogar está entre tus brazos.

Que has sido tú la luz que me ha llevado
a encontrarme conmigo.
Entre tus brazos he aprendido cosas importantes:
he aprendido a quererme.

sábado, 18 de junio de 2016

Lo sé, y tú lo sabes también

Lo sé, hace mucho que no te escribo.
Y no, no me he olvidado de ti
¿pero sabes? Te he superado.
Ya no dueles,
la herida finalmente se cerró.

Lo sé, hasta hace unos meses pensaba
que sin tu sonrisa no habría luz,
y mírame ahora:
me permito enamorarme
y de alguien que no eres tú.

Lo sé, he tardado mucho,
durante demasiado no he sabido vivir
durante casi dos años—;
pero he conseguido volver a sonreír
y ya no es por ti.

Lo sé, que quizá volvería a caer si me abrazas
que quizá la herida se volvería a abrir,
volvería a doler, pero no con la misma intensidad.
Y es que, qué coño importa ya
si me estoy enamorando y no es de ti.

Lo sé, nadie hará que te olvide
y con nadie será igual que contigo.
Pero es que no pretendo que eso pase:
he aprendido a no cometer el mismo error.
No caeré en el mismo abismo otra vez.

Lo sé, y tú lo sabes
que para mí todo tenía sentido si era contigo.
Y sé que ya no lo volvería a tener,
porque ahora mis ojos sólo buscan los suyos.
Lo sé, y tú lo sabes también...

...no encajaríamos si volviéramos a abrazarnos.

lunes, 21 de marzo de 2016

Qué estúpidos los poetas

Qué estúpidos los poetas
que hablan sobre amor,
sobre felicidad,
sobre dicha,...
Y ni siquiera te conocen.

Qué estúpidos los poetas
que escriben creyendo saber
qué es la poesía,
sin haber escuchado la armonía de tu voz,
sin haber escuchado tus susurros.

Qué estúpidos los poetas
que creen que la felicidad
consiste en meter los dedos bajo una falda,
y sin embargo no han sentido la alegría
de dormirse y despertar contigo.

Qué estúpidos los poetas
que se consideran dichosos
por haber besado muchos labios ebrios,
y ni siquiera saben qué es mirarte a los ojos
y probar tus labios.

Qué estúpidos los poetas
que creen que hacen arte,
cuando arte es estar entre tus brazos
en mitad de un concierto,
viéndote sonreír.

Qué estúpidos los poetas
que creen saber qué es poesía,
y no saben que
-como dice Bécquer-
poesía... Eres tú.

domingo, 7 de febrero de 2016

Corro (y no dejaré de correr)

Corro en dirección contraria al olvido.
Y me pierdo, para que no me encuentre,
entre callejones oscuros.

Corro buscando reencontrar tu sonrisa,
reencontrarme con tus labios
e invitar a tu lengua a bailar con la mía.

Corro para volver a meterme en tu cama,
volver a acariciarte...
Volver a besarte hasta que te duermas.

Corro para alcanzarnos;
para seguir leyendo mi poema favorito
y no perder ese «nosotres» que un día fuimos.

Corro para cogerte de la mano,
e impedir que saltes
a ese abismo donde ya no existimos.

Y no dejaré de correr
hasta que seas tú
quien me busque
(hasta que seas tú
quien corra a buscarnos).