martes, 10 de febrero de 2015

Juntos éramos poesía

La poesía más bonita que he leído
tenía de todo.
Bueno,
en realidad miento.
No la he leído,
pero sí la he sentido.
Y sí carecía de algo: de palabras.
Era lo único de lo que no constaba.

Quizá te preguntarás
qué es una poesía
sin letras,
y si acaso existe una rima
que sea muda.
¿Cómo puede estar la poesía falta de palabras?
Eso es porque para mí poesía
era tu lengua entrelazada con la mía.

Admito que he buscado poesía
en otras bocas
esperando encontrar una mejor que la tuya,
una que me gustase más.
Pero confieso que mi alma
nunca quiso otros labios que interpretar
porque en los tuyos se hallaba la única rima
que me llevaba a la felicidad.

Y llegó un día
donde nuestros nombres dejaron de rimar
y nuestras rojas lenguas
se dejaron de entrelazar.
Y se avivó la llama.
No la que nos hacía amar
sino la que nos quemaba
y lentamente nos mataba.

A ti te mató un poco
pero tú aún tenías salvación.
A mí me hizo añicos
sin posibilidad de recuperación
porque ya no iba a ser dueña de tus besos,
ni oiría más tus "te quiero".
Y me arrancaron el corazón del pecho
para dártelo y que lo hicieras gajos.

Y todo acabó
conmigo hecha pedazos,
y contigo yéndote por otro lado.
Y por mucho que intenté sonreír, fue en vano;
todo cuanto sentía era dolor
y a mí únicamente acudía el llanto.
¿Y qué hago hablando en pasado
si aún hoy siento que me han matado?

lunes, 9 de febrero de 2015

Día tropecientos dos sin ti

He dejado de llorar
porque estoy asumiendo que no,
que ya no volverás
—o eso creo que estoy haciendo—.
Y quizá debería empezar a asimilar
que incluso la felicidad
tiene fecha de caducidad.