viernes, 9 de diciembre de 2016

Te he sacado a bailar

Han pasado cuatro años;
cuatro años estando a mil kilómetros de ti
—aunque, desde hace unos meses, a setecientos—,
pero como te prometí
«este año te he sacado a bailar»
y ahora, entre nosotros, no hay kilómetros.

Te he sacado a bailar sobre la distancia,
y nada me gusta tanto
como ver que ya nada nos separa,
como tenerte —por fin— entre mis brazos.

He abierto ese paréntesis que necesitábamos
y es claramente el signo de puntuación que abriría sin parar,
es la puerta a tu lado,
el paréntesis a la felicidad.
Y no quiero estar triste pero es inevitable:
mi estancia aquí se está acabando.

Y en breve volveremos a estar lejos
y no quiero tener que asumir algo así.
Esto ha sido como un sueño,
y soy feliz.

Quiero que tengas clara una cosa,
aunque te la haya repetido diez mil veces
y ya te la sepas de memoria:
jamás podré dejar de quererte
No voy a cansarme de decirlo;
eres luz en la oscuridad, mi luna.

No me gustan los puntos finales
y por ello esto acabará sin uno:
te lo prometo, volveré.
Te quiero