lunes, 12 de octubre de 2015

Siempre es invierno sin ti

Han pasado incontables inviernos,
incontables y frías soledades
plagadas de tu ausencia;
que no te engañe el calendario
que dice que aún no ha pasado un año
desde que pasamos a no ser nada
habiéndolo sido todo.

A veces el murmullo de tus «te quiero»
sacude las hojas de los árboles,
y con una ráfaga de viento
invade mi cuarto,
desordena mi vida,
me rompe las costuras,
y reabre mis cicatrices.

El reloj marca la misma hora que cuando te fuiste,
ese día en que el invierno entró de golpe en nuestras vidas
congelándolo todo a su paso.
Congeló incluso el tiempo,
porque desde ese día
-al menos para mí-
sólo ha habido invierno.

domingo, 4 de octubre de 2015

Debió ser así

Se acerca el día.
Cojo el teléfono
y marco el número de besos que debí haberte dado
cuando aún no te había perdido.

Te propongo volver a sonreír
fundiéndonos en un abrazo,
mirarnos a los ojos y poder decirnos mutuamente
«ya no me haces daño».

Eso debió haber pasado.
En lugar de eso
nos vamos en direcciones opuestas
a emborracharnos de nostalgia.