lunes, 6 de enero de 2014

Caída

Cayeron y cayeron hasta que todos murieron.

Cayeron de la cuerda floja por la que iban día tras día. Cuerda por la cual caminaban, intentando esquivar los obstáculos que se les presentaban. También los golpes y todo aquello que la gente les tiraba. Esa misma gente, con sus malditas y dolorosas palabras y sus golpes, entre otras cosas, provocó que cayesen.

Cayeron cuando no pudieron soportar todo eso más. Demasiados años soportando lo mismo, y sin que nada cambiase para bien. Caminaron años en esa cuerda floja, pero a pesar de que algunos permanecieron allí décadas incluso, nada mejoró para ninguno. Seguían siendo linchados por la muchedumbre, y ellos ni siquiera sabían la razón por la cual eran repudiados por todos. Sin embargo, muchos pasaron casi toda su vida en esa cuerda, intentando seguir adelante esperando a que un día todo mejorase.

Cansados de luchar, se detuvieron en esa cuerda floja por la que vagabundeaban y, al ser golpeados, cayeron de la cuerda. Algunos, perdieron la fe, otros, la vida. Éstos últimos cayeron al vacío, una puerta directa a la desesperación, desesperación que provocó que terminasen con su vida, buscando con ello dejar de sentir, porque lo único que sentían era dolor. Los otros, pese a haber perdido la fe, intentaron recuperarla y seguir luchando. ¿Lo consiguieron? Quién sabe. Tal vez algunos sí, tal vez otros se precipitaron al vacío también. Pero algo es seguro: Todo el mundo se cansa de luchar en vano. Unos antes, otros después, pero todo el mundo se cansa.

Cayeron todas esas personas que no pudieron superar su estado, que no vieron la luz al final del túnel, que no veían solución posible para todo aquello que les dañaba. Aquellas que no vieron solución para todas esas palabras y pensamientos que les causaban más dolor que romperse cada hueso del cuerpo.

Creyeron estar condenados a vivir sufriendo, así que se rindieron, y cayeron.
Cayeron dentro de aquel agujero negro, del que ya no podrán volver a salir jamás.