viernes, 29 de julio de 2016

Calor o fuego

A veces me dejo seducir
por cuerpos fugaces
y sentimientos que éstos dicen tener.
Me dejo seducir por esas promesas vacías
y esas ganas locas de salir a bailar.

Pero es entonces cuando me doy cuenta:
yo sólo sé bailar si eres tú quien agarra mis caderas,
sólo sé sentir si eres tú quien me besa,
y es tu cuerpo el único
que me incita al pecado.

Y es que prefiero el calor al fuego:
prefiero quemarme contigo poco a poco
y pasar luego varios años de duelo,
a incendiarme con el deseo de otros cuerpos
y salir intacta, sin siquiera saber qué es el dolor.

Que eres tú quien me hace estar en casa,
quien me hace conocer el hogar.
Que tu nombre es un lugar demasiado perfecto
en el que quedarse a vivir;
tu nombre rima con el adjetivo «feliz».

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