martes, 30 de diciembre de 2014

No me dejes decirte adiós

Lo que me jode es saber que te necesito, que me muero por dentro si no estás conmigo. Que lloro cada día porque ya no eres mío, porque te he perdido. Ya no sonrío, porque contigo se han ido los motivos para hacerlo.

Y es que anoche soñé contigo; con nosotros. Soñé que nos volvíamos a querer como el primer día, que nos besábamos sin ser conscientes de que algún día todo acabaría... Y parece ser que ya está acabando.

Todo tiene un fin y lo supe desde el principio, pero perdí el norte cuando probé tus labios. Y se me olvidó todo. Sólo existíamos nosotros dos en mi mundo, abrazados bajo la lluvia, riéndonos, besándonos,... Soñando que todo esto duraría por los siglos de los siglos, y que siempre estaríamos juntos: tú a mi lado y yo al tuyo.

Una incesante tormenta ha abarcado mis días desde que no estás a mi lado. Por muchos días que haya soleados, para mí ya sólo hay lluvia ocultando mi llanto. Y me paso las horas de tormenta leyendo el libro que relata nuestra historia o, al menos, intentándolo, porque no soy capaz de leer qué sigue después de esta página, y es que ¿cómo voy a pasar página si ni siquiera soy capaz de leer la siguiente línea?

Simplemente todo acabó. Tú te fuiste por un camino y yo por otro, pero tú te llevaste un pedazo de mí sin darte cuenta y yo me llevé un esbozo de tu sonrisa.

Y por mucho que quiera saber por qué camino te fuiste, en qué kilómetro te quedaste, por favor, no me lo digas. Porque sé que si me lo dices iré a buscarte. Y necesito saber si hay vida después de perderte.
Pero es que, ¿cómo voy a decirle adiós a quien un día quise en mi vida para siempre?