domingo, 21 de agosto de 2016

Para qué escribirte

Quizá a ti no te escrito nunca,
pero eso es porque tú lo sabes todo.
Tú sabes qué pienso de ti,
y sabes, a medias, qué siento
—porque a medias es cómo lo sé yo—.
No me pidas más:
con saber eso te basta.

Y es que tú sabes que no lo tengo claro:
que me has desordenado lo que siento,

Y, por si acaso, te advierto:
luego no quiero lamentos.

Es irónico decirte esto así,
ya que debes estar leyéndome
y yo estoy aquí:
dándome el lujo de escribirte
para decirte que no necesitas leerme,
porque tú sabes justo lo que necesitas saber sobre mí.

Así que explícame
por qué debería escribirte.

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