Voy a arriesgarme a intentar dejar de quererte,
arriesgarme a apostarlo todo por una sonrisa que no sea la tuya,
arriesgarme a dejar de quererme:
dejar de querer a quién soy cuando estoy contigo.
Voy a dar una oportunidad a otra versión de mí.
Pese a eso, sé que te seguiré queriendo.
Te querré sin querer,
como se quiere a los objetos perdidos:
con gran anhelo.
Voy a arriesgarme a decirte algo del final de este libro,
arriesgarme a destaparte la historia,
arriesgarme a decirte que, en su final,
tú no estás conmigo.
Voy a dejar de alargar las páginas contigo.
Pese a eso, seguiré escribiendo mil historias
en las que seas tú quien me coja de la mano.
En las que seas tú siempre mi hogar,
que seas tú quien me acoja entre sus brazos.
Y voy a seguir arriesgándome
apostándolo todo por ti y por mí,
pero en otra vida.
Me arriesgaré a encontrarte otra vez,
a que seas tú quien, en otra vida, me quiera.
Y pese a eso, me contradigo:
quiero dejar de quererte.
Pero a su vez te quiero
sin querer
evitarlo.
