Corro en dirección contraria al olvido.
Y me pierdo, para que no me encuentre,
entre callejones oscuros.
Corro buscando reencontrar tu sonrisa,
reencontrarme con tus labios
e invitar a tu lengua a bailar con la mía.
Corro para volver a meterme en tu cama,
volver a acariciarte...
Volver a besarte hasta que te duermas.
Corro para alcanzarnos;
para seguir leyendo mi poema favorito
y no perder ese «nosotres» que un día fuimos.
Corro para cogerte de la mano,
e impedir que saltes
a ese abismo donde ya no existimos.
Y no dejaré de correr
hasta que seas tú
quien me busque
(hasta que seas tú
quien corra a buscarnos).