El hilo se quiebra,
el camino se esclarece.
Se aproxima la hora:
en breve tocará saltar.
Hay tres senderos:
El primero, empieza a ser peligroso.
El segundo, me trasmite felicidad.
El tercero, es la opción cada vez más descartable.
Cada camino cobra su sentido
—para bien y para mal—
y tengo claro que no pienso ahogarme:
ahora toca aprender a nadar.
Y en este punto
sé qué desvío me conviene más.
Sé cómo hacer para acercarme a ti,
mi tan anhelada felicidad.
Los tres senderos me harán renunciar a algo:
El primero, a la alegría.
El segundo, a la tristeza.
El tercero, a todo.
Ya está tomada la decisión:
he encontrado la brújula que marca el camino.
Ahora sólo falta encontrar la hora adecuada
para dejarme guiar por el camino que persigo.
Y me estoy volviendo a encontrar a mí misma
en este horrible sendero.
Todo empieza a cobrar sentido
y, en breve,
habré alcanzado la meta.
El tercero, es la opción cada vez más descartable.
Cada camino cobra su sentido
—para bien y para mal—
y tengo claro que no pienso ahogarme:
ahora toca aprender a nadar.
Y en este punto
sé qué desvío me conviene más.
Sé cómo hacer para acercarme a ti,
mi tan anhelada felicidad.
Los tres senderos me harán renunciar a algo:
El primero, a la alegría.
El segundo, a la tristeza.
El tercero, a todo.
Ya está tomada la decisión:
he encontrado la brújula que marca el camino.
Ahora sólo falta encontrar la hora adecuada
para dejarme guiar por el camino que persigo.
Y me estoy volviendo a encontrar a mí misma
en este horrible sendero.
Todo empieza a cobrar sentido
y, en breve,
habré alcanzado la meta.
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